miércoles, 2 de diciembre de 2015

Valores desde edades tempranas

Antes de comenzar comentar que por fin un nuevo cambio de look al blog, que ya le tocaba.



Con el tiempo hemos podido llegar a la conclusión que:


     Ser cooperativo es una
característica del ser humano
 que lo ha hecho sobrevivir.


Johnson y Johnson 


A lo largo de mi trayectoria, hasta finalizarla con mi Grado en Maestra en Educación Primaria, he evidenciado además de aprendido que vivimos inmersos en una sociedad compleja y cambiante en todos los aspectos, y por ende, también en la educación.

A pesar de dichos cambios, existen situaciones que nunca cambiarán si no comenzamos a ponerle solución todos y cada uno de NOSOTROS.
Un...
-Es que no me cae bien
-Yo ya tengo mis amistades
-Es que no tenemos nada en común
-Yo paso de involucrarme

Existe un valor que, espero que con el tiempo todo el mundo llegue a reconocer, llamado EMPATÍA.
Esta palabra tan pequeñita significa un valor enorme.

Según la Real Academia de la Lengua, empatía significa: identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. 

El papel en las clases es fomentar la enseñanza de este valor mediante: ejemplos emocionales, actividades lúdicas además de experiencias cercanas a nuestro alumnado, a esos pequeñitos que tanto llegamos a adorar.

Todo ello, con el fin de conseguir personas con un sentido crítico, donde puedan obtener una idea sobre qué es el bien y qué es el mal.
Capaces de afrontar los problemas que se les aparece a lo largo de su vida cotidiana. Así mismo, de valorar lo que valen ellos mismos, sin temor a que nadie les pueda hundir. Es evidente que toda persona, tanto pequeña, joven, adulta como anciana nos equivocamos, pero qué es un ERROR.

El ERROR es una manera de aprender y no un tropiezo. Lo más hermoso que se puede observar es oír a niños de primaria sacar una sonrisa ante un ERROR y decirse a ellos mismos, !no pasa nada voy a volver a intentarlo!

Así mismo, dejemos de echar hacia atrás nuestros problemas y el de los demás, saquemos nuestras manos de los bolsillos para ofrecérsela a nuestro semejante, dejemos las diferencias y las complicaciones a un extremo.
Intentemos que nuestro fin del día sea SACAR SONRISAS A LAS PERSONAS.
Demos segundas oportunidades, puede ser que nos sorprendamos y si en cambio algo no tiene solución, crear un océano calmado y no una tempestad...

En conclusión trabajando desde edades tempranas además de conseguir un ambiente de armonía  en las aulas, también, podrán llegar a los hogares, a los grupos sociales e infinidad de lugares, donde esas semillitas que aprendieron a ayudar a hacer feliz a sus semejantes podrán extenderlo a lo largo de nuestro intercomunicado planeta.



      Dime y lo olvido
enséñame y lo recuerdo,
involúcrame y lo aprendo
BENJAMIN FRANKLIN







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